1º de Reyes 10:4-10
Siempre escuché acerca de la sabiduría del Rey Salomón, aquella historia en la que dos mujeres disputaban la custodia de un bebé y el Rey ante esa disyuntiva opta por probar el Amor de la verdadera madre logrando así identificarla. Una madre prefiere dejar de lado sus aspiraciones de madre en pro de mantener a su pequeño a salvo y con vida.
La lectura del pasaje Bíblico muestra todo el esplendor del Reinado de este Rey Sabio. Que mas podía pedir un hombre, dinero, fama, poder, etc. él era motivo de alabanza y asombro, de todos los lugares del mundo conocido venían a conocer de poder y su sabiduría, lo que el Rey suscitaba era aprecio y adoración.
La corta reflexión de hoy es, acaso no nos gustaría tener siquiera un pequeño porciento de todo eso, disfrutar de tan grande fama y poder, de tal esplendor y admiración. Vanidad de vanidades todo es vanidad, es mucho mejor pasar tiempo delante de Dios, entregar nuestras vidas y dejar que el Espíritu de Dios dirija cada uno de nuestros pensamientos. Pedir con fragilidad y humildad de corazón que Dios tenga piedad de nuestras vidas para que muriendo nosotros nazca un nuevo hombre que refleje el Poder de Dios en nuestras vidas. No somos nosotros los que brillamos, la fuente de aquel resplandor es el Poder del Dios omnipotente.
A Dios se la Gloria, por los Siglos de los Siglos!
Amen,
LG