jueves, 23 de octubre de 2008

Consuelo desde lo Alto

Lamentaciones 1:12-16 / 3:19-23

El Libro de Lamentaciones, dice la cita previa, muestra el Amor y el Dolor de Dios ante el pueblo que El escogió y que le toca castigar para remediar las afrentas y pecados que ese pueblo hace en contra de su Dios.

Cuntas veces nos ha tocado recibir la disciplina de Dios en nuestras vidas por la manera como faltamos a nuestro Dios, a nuestro Padre Eterno. Hay dolores tan profundos en la vida que uno no puede comprenderlos. Hay pecados tan graves que sus consecuencias son inmensas y las heridas profundas, difíceles de curar. Me ha tocado suplicar con lagrimas a mi Padre que tenga compasión de mi Vida, que muestre su inmensa gracia teniendo misericordia de mi accionar, en favor de aquellos que son inocentes de mis faltas y transgreciones. Quizás yo mismo sea una víctima de las reveliones de mis Padres, pero en fin eso es otro tema.

Las buenas noticias que tiene nuestro Dios es que la Misericordia de Dios es nueva cada Mañana. Aquellas afrentas, aquellos dolores no podrán ser borrados o curados de nuestras vidas por ninguna fuerza, medicina o terapia humana. Solo el Maravilloso y Perfecto Amor de Dios tiene el poder de Eliminar las Penas, las Ansiedades y los Dolores del Alma y el Espiritu.

A Dios sea la Gloria por los Siglos de los Siglos. Dios Grande y Maravilloso, tu eres el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. En ti mi Padre Eterno estan guardados todos los deseos de mi corazon.

Que Dios los Bendiga!
:)LG

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